Cómo sanar a tu niña o niño interior

03.07.2023


El camino de vuelta a casa, (al Amor y la Unidad), implica re-conectar con todas nuestras partes. Partes que, a veces, ni reconocemos, ya que son como voces lejanas que moran en nuestro interior.
Cuando estallamos en llanto, enfado o gritos, (sin reconocernos a nosotrxs mismxs), es porque una vieja herida se ha activado.

Si somos demasiado complacientes con lxs demás, nos infravaloramos, tenemos baja autoestima, o hay un juez interno duro y exigente, o no nos creemos merecedores de una relación sana y tampoco creemos que merecemos la felicidad más abundante es porque, en algún momento de nuestra existencia, algo se truncó.
Las consecuencias se observan en las relaciones y, más específicamente, en las relaciones de pareja.

La primera experiencia que vivimos es el UNO, en el útero de nuestra madre. Ahí hay simbiosis, calor, conexión, unión y ninguna necesidad, ni esfuerzo, por hacer nada para existir, simplemente descansamos en el "ser". Aún así, las emociones de nuestra madre durante la gestación, ya comienzan a dejar sus primeras improntas en nosotros. No es lo mismo crecer en el vientre de una persona que siente serenidad, armonía y amor, que en alguien que vive un contexto de gritos, dolor emocional, violencia física o verbal, disgustos, estrés, angustia, miedo o depresión.

La relación con la madre es nuestra primera relación; y luego prosigue junto a quienes nos cuidan a lo largo del camino. Todo un referente que nos acompaña a cada segundo de nuestra existencia, y conforme se va desarrollando el crecimiento, aprendizaje y evolución.

 Las heridas de la infancia se proyectan en nuestras vidas como adultos en forma de síntomas y patrones. Reconocerlos es vital, para poder mirar y tratar esa información que se perpetúa en bucle anhelante de ser sanada. 


Algunos síntomas de la necesidad de re-conectar y sanar tu niña o niño interior son:


- Relaciones ambivalentes y tóxicas.

- Desconexión o dificultad para "sentir".

- Autoestima dañada.

- Tendencias huidizas, evasivas y de autoprotección.

- Control.

- Manipulación.

- Abusos.

- Co-dependencia.

- Celos.

- Ansiedad.

- Exigencias.

- Adicciones.

La gran tarea consiste en ir hacia nuestro interior. Ver las heridas que llevamos, identificarlas y atenderlas. Darnos automaternaje. Cuidar a nuestro niño o niña interior y proveernos de un bálsamo de autoamor constante. Y es imprescindible abordarlo, no solo desde lo cognitivo, sino yendo al cuerpo, a descongelar, desbloquear, liberar, llorar, abrazarse, movilizar la energía...un camino de auto amor y paciencia, merecedor de ser transitado.

El trabajo de sanación de tu niño, o niña interior, es una herramienta imprescindible para curar las heridas de la infancia, o trauma de desarrollo, y trascender así conductas autodestructivas, dolorosas y disfuncionales, que se manifiestan en las relaciones con los demás y con nosotros mismos.

El niño, o niña, que fuimos, mora en nuestro interior y nos acompaña siempre. Es una parte intrínseca de nuestro Ser ya que, como seres humanos, somos multidimensionales, es decir, estamos compuestos de infinidad de partes que conforman un Todo. Cuando alguna de estas partes se siente dañada, buscará la forma para volver a ser integrada y devuelta a la totalidad; y lo hará manifestándose a través de síntomas y proyecciones y, tal y como indican los doctores especialistas en relaciones Harville Hendrix y Helen LaKelly Hunt proyectamos en la pareja lo que está pendiente por resolver con nuestros padres.

Conectando con nuestro niño o niña interior podemos acceder a la información de las necesidades que no fueron cubiertas durante la niñez.

El camino para la sanación de tu niño/a interior pasa por identificar, dialogar, validar, atender, abrazar y amar incondicionalmente a tu niño o niña interior. Esto es lo que se llama automaternaje, reparenting en inglés, y que consiste en poner mucha atención, amor y trabajo a algo que permanecía oculto.

Cuando tu niño o niña interior se siente seguro y amado es:

  • Juguetón
  • Vivaz
  • Alegre
  • Inocente
  • Tierno
  • Curioso
  • Creativo
  • Expresivo
  • Honesto
  • Auténtico
  • Transparente
  • Espontáneo
  • Sensible
  • Vulnerable
  • Vital
  • Luminoso

Cuando el niño o niña interior se siente herido por haber sufrido es:

  • Reactivo
  • Defensivo
  • Descontrolado
  • Rabioso
  • Impaciente
  • Impulsivo
  • Desconfiado
  • Hiperactivo
  • Combativo
  • Auto saboteador
  • Mal humorado
  • Miedoso
  • Mentiroso
  • Triste
  • Evitativo
  • Frío
  • Oscuro
  • Inestable


Como adultos, el camino para integrar a tu niño o niña interior es cuando se establece un diálogo y una protección entre la parte niña y la adulta y logramos re-cablear o re-programar nuestra información interna, tanto psíquica como somática.

Haz saber a tu niño/a que la amas.

Habla con él o ella, visualízala en tu mente (literalmente) y dile:


"Te amo, tal como eres.

Eres preciosa. O precioso.

Yo te protejo y te protegeré siempre.

Nunca te abandonaré, paseo lo que pase.

Tienes derecho as sentir todo lo que sientas.

Tienes derecho a ser lo que desees ser.

Tienes derecho a decir no, cuando no quieras hacer algo.

Yo te amo, incondicionalmente.

Eres perfecta, o perfecto, tal y como eres.

Te amo. estás a salvo conmigo antes cualquier persona o situación. Ahora y siempre."


Ahora, abrázate a ti misma rodeándote con tus brazos. (hazlo literalmente). Siente el calor y sostén de tu propio contacto en tu cuerpo. Respira profundamente y déjate proteger por tu propia piel. Permite que tu sistema nervioso reciba esa protección y ese amor.





Chelo Navarro
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